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Un año en Irlanda para Elisa Pizarro


Escuela de Idiomas / Un Año en irlanda | 26 de noviembre de 2013

Una Experiencia Inolvidable

Soy una estudiante de 1º de bachillerato, que el 24 de Agosto del año 2006, salí de Sevilla hacia Cork (ciudad al sur de la República de Irlanda), para estudiar 4º de ESO. Estaba muy asustada y nerviosa. El 30 de Agosto cumplí 15 años. Después de casi tres horas de viaje, llegué a Cork, desde el avión podía ver muchas casitas con tejado y todo a su alrededor era verde. En el aeropuerto me estaba esperando mi "host family" (familia anfitriona). Mi casa estaba en las afueras de la ciudad, un barrio llamado Douglas. Era una casa grande y acogedora, en la cual, vivíamos yo y mi "familia"; mis padres (John y Breege), mis hermanos (Tony, Martin y Tina) y tenían una gata blanca. El primer lugar que conocí fue mi colegio "Ursuline College" en Blackrock y a su directora "Sister Mary". Una mujer entrada en años, muy simpática, a la que el primer día no le entendí absolutamente nada. El colegio era solo para niñas, puesto que previamente había sido un internado. También era religioso y todavía había monjas que trabajaban allí. Aunque era un colegio público llevábamos uniforme, porque allí es distinto: en los colegios privados no es obligatorio llevar uniforme mientras que en los colegios públicos sí. Las asignaturas que elegí fueron: matemáticas, francés, física, biología, business y oratoria, entre otras. La ciudad de Cork tiene muchos puentes y parques, es una especie de ciudad flotante sobre una bahía y las riberas del río Lee. La fiesta más importante es el día de San Patricio, el 19 de Marzo, día que se celebra con un gran desfile en el que todo el mundo viste de verde. La sociedad irlandesa está basada en la familia, es un país seguro y tradicional. La gente en general es amable. Las primeras semanas fueros horribles, me costó trabajo acostumbrarme a los horarios (cenaba a las 6 de la tarde), a la comida (patatas hervidas todos los días, la patata "hervida"es un alimento básico en Irlanda), a decir constantemente "please" y "thank you", y sobre todo, a no ver el sol (llovía constantemente). Sin embargo, a los pocos meses, me fui adaptando, empecé a pensar y a soñar en inglés, y entendía bastante bien a todo el mundo. Hice muchas amigas, tanto irlandesas como de otras nacionalidades, había estudiantes de Alemania, Polonia, Francia, Lituania,... salíamos todas juntas y hablábamos en inglés. Era fantástico conocer a gente de cultura y costumbres tan diferentes, pero con las que conectaba y me divertía. Aparte de la importancia de dominar un idioma como el inglés, desenvolverme en un país y una familia que no era la mía ha sido una experiencia inolvidable, que me ha exigido un gran esfuerzo de adaptación, que me ha hecho madurar en el aspecto personal, y a tener mayor seguridad en mi misma. Tenía que tomar decisiones y asumir responsabilidades que nunca antes había hecho. El conocer otro país, otra cultura, otra gente, te hace quizás por comparación, valorar más tu propio país y tu propia cultura y, en los momentos malos, fue cuando realmente valoré a mi familia y a comprender todo lo que hasta entonces habían hecho por mí y de lo que no había sido consciente. Y por eso yo recomiendo a todo el mundo que se anime, que no tenga miedo porque os lo vais a pasar genial y aunque al principio os cueste, poco a poco os acostumbrareis. Sin duda, es una experiencia que volvería a repetir y no me arrepiento de haberme ido puesto que ha sido uno de los mejores años de mi vida.